“Bodegas Yuste: Recuperación del Patrimonio Bodeguero”

“Sueño de juventud hecho realidad”

Hablar de Bodegas Yuste, es hablar del reto de Francisco Yuste Brioso, por recuperar el patrimonio bodeguero y viñedo en Sanlúcar de Barrameda.

Es un sueño de juventud hecho realidad cuando en 1989 Francisco Yuste, compró su primera bodega, Bodega Santa Ana, en el Barrio Bajo de Sanlúcar, a esta adquisición le siguió la Bodega Los Angeles , en el Barrio Alto de Sanlúcar y terminó el ciclo adquiriendo la Bodega de Miraflores situada en el pago del mismo nombre.

“Bodega Miraflores, en una de los mejores pagos del Marco de Jerez”

Llegamos a la Bodega de Miraflores, donde las Bodegas Yuste tienen su oficinas y sede central. Fuimos recibidos por Miguel Villa , enólogo de la bodega, biólogo, formador Homologado en Vinos de Jerez, y en vinos de Montilla-Moriles. Accedemos a la bodega por el despacho de vinos , que junto a la zona de laboratorio, almacenaje y oficinas forman un edificio de nueva construcción realizado al adquirir la bodega.

Pasamos a la zona de fermentación donde se almacenan 1500 botas y donde la orientación de la bodega hace que los vientos de poniente, refresquen de modo muy eficiente durante los meses de julio y agosto las levaduras de los vinos. Nos encontramos en el almacén de la Manzanilla “La Señorita Irene”, la manzanilla mas joven de la bodega, con cuatro años de crianza, parte se utiliza se para rociar a la manzanilla “Aurora”, con 8 años de crianza , y otra parte se utiliza para rociar a la Manzanilla pasada “La Kika”, creada en honor a la madre de Francisco Yuste, con una crianza de 12 años, a la que se realizan falsas sacas para revitalizar el velo de flor. El límite del velo de flor lo podemos encontramos en la Manzanilla Pasada Conde de Aldama , con una crianza de 15 años, el velo de flor se lleva a tal límite, que en cosiones este desparece y en botas en que había manzanilla ,  termina siendo amontillado.

“Fusión entre Moriles alto y Sanlúcar”

Miguel Villa, de origen Cordobés, antes de iniciar una cata vertical de manzanillas para que pudiéramos comprobar la evolución según el paso del tiempo, nos presentó una de esas rarezas que se pueden encontrar dentro de la marca Conde de Aldama, una fusión de Moriles Alto con Sanlúcar. Se fermentó un Pedro Ximenez en Moriles que venía de un viñedo viejo de Consuelo de Albariza y se trasladó fermentado a 15º a Sanlúcar, donde se metió en Bocoy que había tenido manzanilla, y al realizar esto apareció el velo de flor de forma espontánea y después de 8 meses se sacó y se embotelló, obteniendo el “Conde de Aldama Blanco”.

El Conde de Aldama Blanco , es un vino de color amarillo intenso , encontramos una nariz dulzona y unas notas compotadas del px, boca muy persistente y larga con mineralidad y seca, pero muy suave, nos habló Miguel Villa de la versatilidad de este vino, encontramos notas compotadas y notas de bollería una fusión única entre Moriles y Sanlúcar, que puede maridar con mariscos, ostras, paella de marisco.
Destaca el cuidado en los registros y en las sacas que realiza la Bodega. Por ejemplo de la manzanilla la “Señorita Irene” existen una soleras particulares, soleras las madrinas, las mejores de la “Señorita Irene”, de las que se realizan las sacas especiales a los clientes que quieren para su negocio una manzanilla especial.

“Mágnum de manzanilla en rama, de tres o cuatro botas”

La bodega da la opción de poder conseguir todas sus manzanillas en formato mágnum, que se obtienen de una selección de 3 o 4 botas una vez realizados todos los registros de la solera y se embotellan en rama, sin realizar filtrados ninguno, siendo lo mas parecido a catarla a pie de bota. Preguntamos a Miguel Villa que al ser un embotellado en rama, si no tenían miedo de la evolución de esas mágnum, nos indicó que hace poco había aparecido una mágnum del año 2017 y al descorcharla, estaba en perfectas condiciones.
Curioso fue también encontrarnos numerosas botas cubiertas de un color blanco, Miguel Villa, nos comentó que le pasó lo mismo la primera vez que estuvo en la bodega y al preguntar , le contestaron que era sal por la alta humedad de la bodega, después de una analítica , se pudo saber que esa envoltura blanca en algunas botas y en las paredes se trataba de pelicilium, bromeó que desde que trabaja en la bodega no recuerda nunca haber estado enfermo.

Visita muy productiva e instructiva, quedando varias cosas pendientes que catar y contar otras, como el misterio de la Raya Cortada, del que haremos otra entrada próximamente..

El vino es cultura.

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